
Ves que las cosas fluyen,
que el mundo se desliza.
Pasan los árboles, las estanciones,
la primeravera es una veta de aire
frío sobre el sudor de la mañana.
Y todo es fácil: tienes
un deseo y las ganas
de conseguirlo, y eso es todo.
Y te deslizas, suavemente.
Sin resistirse a nada,
caen las flores del cerezo.
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